Muchacha en la ventana (Salvador Dalí)) |
Cierto que el puritanismo conceptual e ideológico declara tendencias y cánones y una cierta causa de fe inexcusable. Cierto que sobre gustos no hay colores. Cierto que lo políticamente incorrecto choca frente a la locomotora del pensamiento único al que nos llevan día sí, día también. Pero, y aquí no lo comparto porque estoy en "mi casa" y no me da la gana, el artículo de Javier Marías no ha excitado la polémica porque su gusto personal no sea afín a Gloria Fuertes, sino porque en su argumentación, contradictoria y confusa, deja ver que, según su opinión, las autoras no reconocidas, no lo han sido por ser mujeres, sino por no ser excelentes, buenas o, me atrevo a decir, mediocres (ya que tantos mediocres masculinos han pasado a la posteridad). Según se deduce de su artículo, que ya conoce media España y parte de China, las autoras tenían poco acceso al mundo literario. Cierto. Pero las que lo tuvieron, si fueron buenas autoras, sobresalieron. Una visión de la historia de las mujeres injusta y misógina.
Con ello resta importancia a la evidencia de la injusticia cometida contra la intelectualidad femenina a lo largo de la historia y, con ello, ha levantado la ira de más de un lector y de bastantes lectoras . Si después de esto, se atreve a calificar a Gloria como a una mediocre cuyo mayor mérito es ser mujer, es que el señor Marías es un petulante poco informado. ¿Por qué? Porque debería saber que la buena literatura no tiene nada que ver con sus gustos o disgustos, con sus fobias o las mías o las de cualquier doctor en Filología. La buena literatura es buena a causa de una valoración objetiva, valoración a la que no tuvieron acceso muchas mujeres, y lo peor, y de ahí la petulancia de Marias, es que siendo mujeres con acceso, también ellas fueron descartadas, ninguneadas, olvidadas. Y el verbo de esta última frase lo podríamos poner en presente de indicativo y no faltaríamos a la verdad. El mundo es muy grande y, a veces, la percepción de las cosas demasiado pequeña. Y esto se lo puede apuntar también Juan Cruz del que sí reproduzco su artículo, Puritanismo, dame el nombre exacto de las cosas, de complacencia con el pobre Marías, víctima del más crítico puritanismo.
Y añado que, en esto último, no le falta razón. Porque, por opinar así, Marías no es un gilipollas o cosas peores que he leído hoy sobre él. Ejerce su derecho de expresión. Y yo el mío. Eso es lo grande. Y soy mujer.
Savari
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