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lunes, 13 de febrero de 2023

Presentación Haikus circulares, pero no coincidentes. Luz del Olmo


HAIKUS CIRCULARES, PERO NO COINCIDENTES

Luz del Olmo
2022

Presentación. Velilla de San Antonio
3 de febrero de 2023


LUZ

Conocí a Luz en la Tertulia del Café de Oriente, en Madrid, un lugar hermoso para encontrar personas hermosas. Teníamos algo en común, por eso estábamos allí, la inquietud literaria y poética. En cuanto hablé con ella, me transmitió dos cosas poco comunes ahí fuera: honestidad y sinceridad. 

Después de un lapsus de tiempo largo en el que no tuvimos relación, volví a encontrarla aquí, en Velilla de San Antonio. Fue para mí una alegría y, desde entonces, hemos intentado ponernos al día. Tanto, que hoy estoy aquí presentando su precioso libro de haikus.

No voy a descubrir, aquí en su pueblo (o segundo pueblo, debería decir para ser rigurosa) , quién es Luz; pero siempre que se habla de un libro, es bueno recordar o repasar quién lo escribió y por qué. Por eso intentaré esbozar a la Luz que yo conozco. Lo primero que diré es que Luz tiene algo que muchos desean y pocos tienen y no es un tesoro. Es una página, una página en Wikipedia. En ella se indica que es poeta, escritora y pedagoga. Por este orden. Intuyo que no es un orden arbitrario. Primero poeta, antes que nada posiblemente porque esa condición es primordial e influye en las otras dos. El poeta, creo, tiene un rasgo que le hace proclive a escribir poesía como medio natural de expresión. Ese rasgo es la sensibilidad. Puede que esto sea un accidente puramente biológico según la neurología, ya que la sensibilidad nace o se gestiona en una zona muy concreta del cerebro. Hay personas que son sensibles incluso a las cosas más pequeñas que acontecen a su alrededor. Por esa condición, ese rasgo, ese don, es por lo que Luz escribe haikus.

Luz comienza a escribir poesía cuando muere un pilar fundamental para ella, su padre. Este hecho denota una hipersensibilidad (en este caso frente al dolor) que le despierta la necesidad de utilizar un lenguaje especial para poder expresar lo que siente. El lenguaje poético es el más adecuado para comunicar un sentimiento, tan difícil de transmitir con el uso normal del idioma. Y esto es porque el lenguaje poético es el leguaje de lo imposible, como dijo Georges Bataille. Para ello debe sublimarse porque está hecho para expresar las cosas sublimes (según la RAE: excelso, eminente, de elevación extraordinaria. U. m. en sent. fig. apl. a cosas morales o intelectuales.).

Dicho esto, podemos repasar su currículum de mujer inquieta, intelectual, comprometida. Licenciada en psicología, emprende el camino de la escritura con el género de la novela, con el que queda finalista del Premio Lazarillo con Las casas de Alicia. Se especializa en Pedagogía y su labor deriva, entonces, hacia el público infantil. Le gusta escribir poesía para niños, incluso llegó a escribir un libro de haikus para niños, cuya temática son los cuatro elementos naturales. Por tanto, la forma expresiva del haiku está presente en su obra desde hace tiempo.

Aunque la palabra haiku se ha admitido por la RAE, la palabra que denomina al creador del haiku aún no está recogida por nuestra Academia, pero utilizamos dos: haijín y haikista. Yo a Luz la denominaré haijín. Luz encuentra en el haiku una fórmula de expresión que exige, para escribir, una gran concentración, pero que, a la vez, en la transmisión, aporta rapidez y ahorro en el proceso comunicativo. 

Por eso, puede que retome el haiku (estos haikus que ahora nos ocupan) en una época convulsa que le impide expresarse como hasta ahora lo venía haciendo. Se confiesa incapaz de escribir, pese a su deseo, cuando atraviesa la peor crisis que hasta ahora hemos vivido los que aquí nos reunimos: la pandemia de 2020 y el posterior confinamiento. Un tiempo desconcertante que, como amante de la naturaleza, le conduce seguramente a centrarse en lo más natural, en lo más pequeño, en lo cotidiano que nos da la Tierra cada día para utilizarlo como vehículo de expresión con una estrofa ideal para ello, el haiku. De ahí, este libro que está alimentado por la soledad y por la observación, o por la observación en soledad, o por la admiración a lo natural, a lo no contaminado.

Presentación en Velilla de San Antonio
Fotografía: Ayuntamiento de Velilla


EL HAIKU

El haiku es una estrofa-poema japonesa que tiene su origen en el siglo XVII. Su origen deriva de otra fórmula: Haikai-no-Renga, que es una canción corta de dos estrofas desiguales o una sucesión de éstas. Y la primera solía ser un tercerillo que se denomina hokku (5-7-5).

Bashoo o el maestro por excelencia del haiku lo es, además, porque fue el que comenzó a escribir estos hokkus como formas autónomas que no forman ya parte de la canción. Bashoo les impregna de dos características nuevas conforme esta autonomía coge fuerza: el asombro ante lo natural y la influencia del Budismo Zen. Entonces, es cuando se les empieza a denominar Haikus. Y es Bashoo, también, quien quizás nos da la definición más sencilla y concreta de lo que es un haiku: "es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento".

Estos se mantienen en esa métrica japonesa que contabiliza moras en 5-7-5. La mora, que también existe en el latín, es una unidad de peso silábico; es decir, no es exactamente una sílaba. Digamos que es equivalente a una sílaba breve (sílaba con vocal breve); mientras que las sílabas trabadas o con vocales largas equivalían a dos moras. Las latinas, a veces, evolucionaron fonéticamente con una apofonía o cambio del timbre silábico (imberbe de barba). ¿Qué función cumplen las moras en idiomas como el latín o el japonés? Según su posición en la palabra, se decide dónde recae el acento. 

Al traducir los haikus al castellano se adoptó la convención de que deberían llevar una métrica marcada por 5 sílabas, 7 sílabas y 5 sílabas en cada verso. Aunque esto no es más que una convención (que no está mal adoptarla, por otra parte, con afán unificador). Pero también es de ley decir que esta traducción del número de moras / sílabas sólo afecta a menos de un 50% de los haikus clásicos, según Vicente Haya, uno de los estudiosos del haiku en España. Los japoneses marcan las pausas y el ritmo con lo que se llama kana. Kana es una palabra que ejerce a modo de corte y genera el ritmo. Normalmente, la sorpresa, fin, deducción o conclusión del haiku van en el tercer verso.

Antes, hablaba de la sensibilidad de Luz, de lo importante que es para un poeta. Este don es imprescindible para escribir Haikus. Esa motivación en japonés se denomina Aware: es la motivación del haiku, es, en principio, una interjección, es una emoción estética y espiritual que podría entenderse en Occidente con la emoción que sufre el que siente el Síndrome de Stendhal. Tal es esa emoción que el haiku se acompaña en ocasiones por un dibujo breve y sencillo (sin exceso de elaboración). Luz lo que hace en este libro es trasladar esa necesidad del trazo de los haijins japoneses a su afición por la fotografía. Son fotos de lugares naturales  que le inspiraron un haiku.

Formalmente, el haiku evita la subjetividad, por tanto, evita también figuras poéticas como la metáfora, por ejemplo. Esto para un escritor occidental es muy difícil. Lo podemos hacer y lo hacemos, aunque en ciertas ocasiones nuestro concepto de lo poético gane esa partida con la objetividad. Creo que debemos asimilar que el haiku puro no está ni estará nunca a nuestro alcance; por tanto, es más que correcto introducir en su escritura algunas de las características de nuestra cultura poética.  Luz se declara amante de Bashoo y su mejor discípulo Kobayashi Issa (1763-1827) se decanta por introducir el elemento humano en el haiku y muchos más tras él, como Masaoka Shiki que muere ya nacido el siglo XX. Mi opinión es que no debemos ser más papistas que el Papa y que debemos entender lo mejor posible estos poemas desde nuestra propia perspectiva. Todo elemento cultural que se adopta (el mejor ejemplo es el de los idiomas) acaba sufriendo cambios, los propios al uso del nuevo entorno en el que se desarrollan.

El haiku, conciso testigo de un presente, para entenderle, tiene que ser recibido como una mezcla del Budismo Zen, el "aquí y ahora" como percepción y exaltación emocional del presente, más aún, del instante y del Sintoísmo y la devoción por la Naturaleza. Y el haijín (Luz, en este caso) utiliza el poema como instrumento para encontrar su camino espiritual y su desarrollo. De ahí, el delicioso juego que encontramos en un haiku del libro donde lo natural y la aleatoriedad del nombre de la autora se conjugan con este fin: 

Luz del olmo
va pasando en las hojas
de mis palabras.

  

Luz del Olmo

EL LIBRO

Así, y ya termino, el libro está dividido en seis capítulos: las cuatro estaciones del año, que la autora precede con un poema de cuatro endecasílabos, como introducción; después de las cuatro estaciones, hay dos capítulos más: uno sobre la Gran Nevada y un último capítulo de un sólo haiku que cierra el ciclo y que cierra también ese camino espiritual de Luz:

Quedo dormida
las sombras de esta noche
vendrán conmigo.

Porque el libro es un ciclo natural (de la naturaleza, de los avatares que la humanidad sufrió durante ese ciclo y de la propia haijín). 

De ahí, el título del libro que es, cuanto menos, sorprendente. Haikus circulares, pero no coincidentes. La autora lo explica en la Nota de Autor que precede al libro y nos introduce en su lectura: La Naturaleza se rige por ciclos, pero sus ciclos no son coincidentes. Nunca coinciden. Este concepto de la temporalidad circunvala el libro, nutre los haikus de sensaciones que vivió Luz aquel año y nos aporta la esperanza de que aquel ciclo pasó y, ya, ningún otro de los que vivamos será coincidente con él porque el presente es irrepetible.

 Laura Gómez Recas
Velilla de San Antonio
3 de febrero de 2023


Luz del Olmo es poeta, escritora y pedagoga. Autora de los siguientes títulos: Poemas que vuelan y
juegan (1991), Si miras por la ventana (1994), Pasaban las estaciones al ritmo de los pájaros(1996),Juegos de luz (1999. Editorial Prima Littera), Haikus para niños (Editorial Verbum, 2006) y Pequeña música para la luna(Editorial Verbum, 2008). Igualmente, algunos de estos poemas han sido recogidos en libros de texto para jóvenes estudiantes en Francia, Suecia, Bielorrusia y Chile. Fue finalista en el premio Lazarillo del año 2000 con su novela para jóvenes Las casas de Alicia. Además, ha participado con un poema dedicado a Nueva York en la exposición NYVISIONES  en el Instituto Cervantes de esta ciudad.
De formación psicóloga, ejerce esta profesión y la de profesora, especializada en Psicología Evolutiva y Dinámica de Grupos.
En Internet, tiene una página en Wikipedia y mantiene en activo dos blogs: En un acorde azul y Música para la luna.


Savari

1 comentario:

  1. Muchas gracias Laura por tu presentación, en Velilla de San Antonio, mi pueblo de residencia.

    La mayoría de las personas que acudieron a escucharnos, quedaron gratamente sorprendidas por tus palabras y me felicitaron por tenerte como amiga.

    Seguiremos en la amistad, mientras seguimos compartiendo la poesía en sus diferentes formas, sin olvidar nunca su esencia.

    Muchos besos.

    Luz del Olmo

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